Benjamín Solari Parravicini (2da parte)
PARRAVICINI, EL NOSTRADAMUS ARGENTINO
Por Mariana Enriquez
El 11 de setiembre del año pasado (Nota de orbitaceromendoza: este artículo fue publicado en el suplemento Radar del diario argentino Página 12, el 2 de junio de 2002), cuando Al Qaida borró del mapa las Torres Gemelas de Nueva York, corrió un rumor inquietante: un pintor argentino habría profetizado la tragedia en un dibujo de 1939, cuando las Torres ni siquiera eran un sueño. El dibujo era de Benjamín Solari Parravicini, (a) “Pelón”, un aristócrata porteño que alternó los pinceles con los vaticinios y se hizo secretamente famoso al anticipar –dicen– el lanzamiento del Sputnik, la TV, las comunicaciones por satélite y la fecundación in vitro. Conozcan la historia del Nostradamus argentino, el hombre que ya está en boca de todos.
Benjamín
Solari Parravicini nació en 1889 en el seno de una familia
aristocrática. Su bisabuelo fue esposo de Mariquita Sánchez de
Thompson, su madre era la prima hermana del actor Florencio Parravicini
y su padre, Benjamín Tomás Solari, fue diputado nacional y psiquiatra
de renombre. La familia tenía una mansión en Vicente López, una suerte
de palacio llamado “La Casona”, que Benjamín usó como chacra de adulto.
Era el mayor de ocho hermanos y le decían “Pelón”. Durante toda su
vida se dedicó a la pintura con bastante éxito: llegó a exponer en los
salones de la Asociación Amigos del Arte (en la calle Florida) y
recibió felicitaciones del entonces presidente Marcelo T. de Alvear,
que acudió a la muestra. Más tarde obtuvo un premio en una exposición
internacional organizada en la Rural y enseguida expuso en Lieja,
Bélgica, donde consiguió una medalla de oro y logró que el rey Alberto
1º comprara una de sus obras. Hasta llegó a ser director del Museo de
Bellas Artes de la Municipalidad de Buenos Aires.
Casi
nadie se acordaba de él, sin embargo, hasta setiembre del año pasado,
cuando Al Qaida atacó las Torres Gemelas en Nueva York y comenzó a
crecer un rumor: el pintor argentino habría profetizado el hecho –y de
forma contundente, además– en uno de sus dibujos. Es que Solari
Parravicini era bastante más que un pintor: por estos días se lo llama
el “Nostradamus argentino”, y hasta hay quien se atreve a ponerlo por
encima de aquel célebre profeta. Víctor Manuel Jara, especialista en
Parravicini que trabaja en Kier, la librería-editorial que publica los
libros del profeta, sostiene que “tiene sus detractores,
pero para mí es el más impresionante de los videntes a lo largo de los
siglos. Incluso más que Nostradamus. Nostradamus es muy complejo, muy
oscuro; escribía en provenzal, y las traducciones no siempre son
buenas; es ambiguo, cambiaba las fechas tendenciosamente para que no se
descubrieran. Solari escribía en nuestro idioma, es contemporáneo y
además están los dibujos originales en poder de sus amigos para
verlos”. Además, Parravicini está de moda: sus primeros dibujos
proféticos fueron publicados a fines de los 60 en la revista
Conocimiento de la Nueva Era, que se vendía sólo por suscripción. Desde
entonces aparecieron cada tanto algunos libros sobre su “trabajo”,
como el de su amigo Sigurd Von Wurmb,
en 1972. Este año, con el renovado e inesperado interés, Von Wurmb
publicó el segundo, Dibujos proféticos: Tomo II, en Editorial Kier, y
Norberto Pakula desempolvó 172 dibujos que el profeta le había regalado
para recopilarlos en El testamento profético de Benjamín Solari
Parravicini. Los libros con sus profecías se venden como pan caliente, y
la conferencia que el investigador Dante Franch dio sobre él el viernes
pasado, en el teatro Astros, se promocionó en Crónica TV, un evidente
signo de popularidad.
El
dibujo que lo redescubrió es inquietante: muestra la Estatua de la
Libertad partida por la mitad, con dos edificios que se derrumban a sus
lados. Lo hizo en 1939, cuando las Torres ni siquiera habían sido
soñadas. Como el resto de sus dibujos proféticos, lo acompaña un texto
que dice: “La libertad de Norteamérica perderá su luz. Su antorcha no alumbrará como ayer y el monumento será atacado dos veces”.
Para colmo, en su discurso del 11 de setiembre desde la Casa Blanca,
George W. Bush usó un lenguaje parecido al del profeta. Dijo: “Estados
Unidos fue blanco de un ataque porque somos el faro de la libertad y
oportunidad en el mundo. Y nadie hará que esa luz deje de brillar”. En
1972, Parravicini dibujó lo que se cree es el anuncio de la aparición
de Osama Bin Laden. Decía: “El guerrillero fatigado acribillará al que le creó. Se tornarán entre ellos. Exterminio.”
Estas profecías son sólo dos de las más de 700 “psicografías” que Parravicini hizo desde los años 30, cuando empezó su actividad. Una “psicografía” es una escritura o dibujo hecho por una persona pero sin intervención de la mente consciente, recibido a través de un canal extra-físico. Lo que significa que Parravicini dibujaba y escribía “a dictado”de una voz a la que llamaba su “Angel Amigo” o “Fray José de Aragón”, según reza en las cartas a su amigo Sigurd Von Wurmb, el primero en publicar un libro sobre el profeta, en 1972. La primera señal de sus capacidades paranormales llegó en los años 30. Antes de esa década, Parravicini tenía algunas habilidades: podía encontrar objetos perdidos y hasta personas. Pero una noche, en la casa paterna de la calle Córdoba, una lámpara estalló en su habitación mientras estaba leyendo una novela. Según le dijo a su hermano menor, Justino, la lámpara se estrelló contra una pared cuando él levantó la mirada. Desde entonces empezó a pasarse las noches encerrado, dibujando lo que la entidad le dictaba. En sus cartas a Von Wurmb explicaba que con el Angel “conversamos como amigos viejos constantemente y a toda hora”. Parravicini tuv